domingo, 29 de diciembre de 2013

Una receta ideal…


¡Hola! Bienvenidos a nuestro blog. Desde ahora, olvida todos los malos pensamientos, deja atrás tus preocupaciones. Introdúcete en el mundo del sabor y la experiencia. Sobre todo deja volar tu imaginación, no existen los límites.




María: Bueno Rox, ¿por dónde empezamos?
Roxana: Toda buena receta se debe comenzar por el principio, siguiendo escrupulosamente las medidas de los ingredientes y paso por paso, sin dejarnos nada. Pero lo primero de todo, a lavarse las manos.
María: ¡No me refiero a la elaboración de los cupcakes y las tartas! Quería decir cómo comenzamos con Las Mariposas de Azúcar.
Roxana: ¡Ah! Te refieres al principio de los principios.
María: Exacto.
Roxana: Ya veo, pues… ¡ah! Sí. ¿Recuerdas aquella tarde de invierno paseando por las calles de Alicante?


María: ¡Ah sí! Lo recuerdo muy bien. (María mira con ojos de nostalgia). 
Roxana: Aquella tarde probablemente hizo que nuestras vidas cambiaran.
María: El primer cupcake. (Suspira). 
Roxana: ¿Lo recuerdas? Era perfecto. Visualmente era impresionante. Recuerdo su sabor. Cupcake de chocolate con buttercream de vainilla y virutas de corazón. No queríamos que se acabara. Recuerdo que no cruzamos más de dos palabras hasta que la deliciosa minitarta se acabó. Realmente fue uno de los mejores sabores que he probado en mi vida.
María: ¡Debíamos aprender a hacerlos! Aquello era tan exquisito para el paladar que teníamos que saber cómo se realizaba ese ARTE.
Roxana: Tenemos que reconocer que no fue nada fácil pero, aun así, no nos dimos por vencidas.
María: Pronto nos aficionamos a la elaboración de tartas. Poco a poco salieron cosas más o menos decentes, ¿te acuerdas?
Roxana: Y que lo digas… descubrimos que, disfrutando entre azúcares, tartas, galletas, cupcakes, conseguíamos hacer felices a muchas personas y a sus tripitas. (Roxana ríe) 
María: Era impresionante ver como sus caras eran iguales que la gran experiencia que vivimos nosotras aquella tarde del primer cupcake. Era ARTE.
Roxana: Nos dimos cuenta que éramos realmente felices experimentando ese ARTE al observar a la persona que disfrutaba uno de nuestros pequeños amigos. 
María: Descubrimos que nuestro gran ARTE era pasar tiempo juntas, estar embadurnadas de azúcar y aprender cada día con un rodillo y una esencia en la mano. 





Encontramos la felicidad en cada bocado de alegría. 




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